El barrio de Lagunillas se encuentra actualmente en el centro de la expansión turistificadora de la ciudad, por eso es tan importante encontrar nuestros propios mapas para actuar y contrarrestar esta lógica. Todo mapa, plano o cartografía es una representación política, especialmente aquellos que se presentan como exclusivamente técnicos. La concepción del espacio está secuestrada por los poderes dominantes: inmobiliarias, inversores, grandes propietarios. Las instituciones públicas no solo no contrarrestan este secuestro sino que lo facilitan y promueven, es su política principal.
Los planos y mapas que vemos de la ciudad son el resultado de estas estrategias de apropiación de los poderes dominantes. De ahí la urgencia y la necesidad de generar relatos y cartografías críticas que se basen en otra lógica: la posibilidad de habitar la ciudad y el cuidado de la vecindad.
Es así como se explican fenómenos actuales en el centro de la ciudad, como el actual intento de desalojo de La Invisible, el último reducto de cuidado de la vecindad y experimentación cultural que queda en el centro. Es buen momento no solo para parar este intento de desalojo incomprensible sino para activar nuevas energías que hagan de la ciudad un espacio habitable.