FRANCESCO FILIPPI
Una mentira sobre el pasado es reconfortante, confirma sensaciones sobre las cuales -de otro modo- se sentiría vergüenza, y fija puntos de referencia tranquilizadores, sin importar si son verdaderos o falsos. Destruir una patraña de carácter histórico, entonces, tiene dos efectos: el primero es corregir el conjunto de informaciones sobre el pasado que se utilizan para construir la propia memoria individual y colectiva; un uso que llamaremos "neutro", o como mucho "reparador. El segundo efecto, más difícil de conseguir, es el de destruir las certezas y presuntos datos reales en quien escucha; fenómeno peligroso que puede crear un muro de incomunicación. No se destruye impunemente una certeza. Por ello, el trabajo de deconstrucción de falsedades históricas es, a menudo, poco útil para hacer cambiar de actitud a los difusores de estas noticias. Pero es un trabajo que se lleva adelante para circunscribir el ámbito de difusión de noticias falsas que envenenan la memoria, y a través de ella, la percepción del presente. Desmentir una mentira que circula por Internet puede no servir para hacer cambiar la idea a qui