GARCIA,MANON
Aun las mujeres más independientes y las más feministas se sorprenden a sí mismas apreciando la mirada conquistadora de los hombres sobre ellas, deseando ser un objeto sumiso en los brazos de su pareja o prefiriendo las labores domésticas los pequeños placeres de la ropa bien doblada, el desayuno tan bellamente preparado para la familia a actividades supuestamente más gratificantes. ¿Esos deseos, esos placeres son incompatibles con su independencia? ¿Es una traición a los siglos de feminismo que las precedieron? ¿Podemos esperar a que los hombres den el primer paso y reivindicar la igualdad de sexos?